Un ejemplo de dinámica de celos en pareja

A veces, encontramos el origen del miedo a la pérdida de la pareja en el hecho de haber sufrido por parte de la misma o de otra pareja anterior una traición o un engaño. Existen diferentes factores de vulnerabilidad psicológica a los celos, como: haber experimentado previamente situaciones de infidelidad, factores de personalidad o experiencias tempranas. Por ejemplo: que la pareja actual u otra anterior haya cometido una infidelidad o haya ocultado una información relevante.
Esta traición o engaño puede generar una perturbación muy intensa. Se entiende que la confianza “se ha roto” y surge desde ese momento un miedo intenso a la pérdida de la pareja o a que el engaño pueda repetirse.
Es entonces cuando comienza a generarse un flujo de pensamientos de carácter obsesivo que generan un malestar muy intenso y, cada vez, más frecuente. Por ejemplo: pueden aparecer pensamientos intrusivos en relación al miedo sobre la repetición del engaño, sobre la falta de confianza en la palabra del otro, la duda constante sobre la pareja, etc.
Es entonces que, para contrarrestar la intensidad del malestar que estos pensamientos generan, la persona que los sufre genera una serie de conductas de comprobación que van encaminadas a aliviar dicho malestar. Por ejemplo: mirar el móvil de la pareja, controlar dónde se encuentra, etc.
Sin embargo, este tipo de conductas generan alivio del malestar por muy breve periodo de tiempo y, cada vez, se deben repetir cada menos tiempo para poder conseguir el mismo grado de alivio.
Además, contrariamente a lo que se pretende, este tipo de conductas de comprobación, generan un incremento del malestar en ambos miembros de la pareja a medio y largo plazo. Por ejemplo: las llamadas constantes de control generan malestar en el otro miembro de la pareja, que responde cada vez con mayor hostilidad o deja de responder. Este comportamiento, a su vez, genera mayor malestar y angustia en el miembro que sufre los celos, que puede llegar a tomarse estas respuestas hostiles o ausencia de respuestas como una confirmación de que algo va mal.
Es decir, mientras que uno necesita reestablecer su tranquilidad encontrando la seguridad que necesita a través de las conductas de comprobación constantes, el otro se siente perseguido y puede desarrollar conductas de evitación. Con lo que, a medio y largo plazo, se observa un deterioro notable en la relación de pareja.
En conclusión: es posible que, en ocasiones, la conducta llevada a cabo para obtener mayor tranquilidad, pueda dar lugar a la huida y evitación de la pareja, con el consecuente deterioro de la relación, generando insatisfacción e incremento del malestar entre ambos. En terapia, evaluamos en primer lugar el problema, teniendo en cuenta los antecedentes y las variables que influyen en el momento actual. Y, posteriormente, nos centramos en trabajar por los objetivos diseñando un plan de tratamiento que se basa en técnicas derivadas de la Psicología Cognitivo Conductual y de las Terapias de Tercera Generación como Mindfulness, para aprender a gestionar aquellos pensamientos, emociones o conductas que forman parte del problema actual. También podemos trabajar los eventos traumáticos que hayan podido ocurrir, si son relevantes en este momento, a través de la Terapia EMDR.