Muchas veces, nos quedamos anclados en nuestra zona de confort, en una relación tóxica que ya no nos aporta nada bueno, tanto de pareja, de amigos o, incluso, familiar. Nos quedamos en un trabajo que ya no nos motiva y nos supone un esfuerzo titánico el tener que levantarnos día tras día para dar lo mejor de nosotros. La mayoría de las veces, no somos capaces de poder ver más allá y pensar que, después de un punto y final, puede existir una nueva página en blanco dispuesta a ser escrita con una gran cantidad de historias nuevas e incluso, muchas de ellas, alucinantes…
A veces, nos gusta soñar y vernos en otras circunstancias. Emprendiendo en ese trabajo con el que siempre hemos soñado pero que nunca lo hemos intentado porque ahora tenemos un buen salario o porque estudiamos una carrera que nada tiene que ver. Además, nuestros padres tuvieron que esforzarse tanto en poder costearla, que es imposible que nos pudiéramos dedicar a otra cosa.
Otras veces creemos que nunca vamos a conocer a nadie más y, si dejamos de estar con la persona que tenemos al lado, a pesar de lo difícil que se ha vuelto esa relación, nos quedaremos solos/as, nunca más tendremos amigos y nadie nos querrá. Soñamos entonces con encontrarnos con el amor de nuestra vida o con tener muchos amigos.
Soñar, soñar, soñar…Hay ocasiones en las que es nuestra pareja o nuestros amigos los que rompen la relación con nosotros y es entonces cuando nos sentimos perdidos, hundidos, incapaces de seguir adelante y ver más allá de lo que nos está ocurriendo hoy. Pero sí, siempre va a haber algo bueno, e incluso, mejor ahí fuera de nuestro caos emocional.
La vida puede darnos muchas cosas buenas. Sólo hay que abandonar esa zona de confort y salir ahí fuera a buscar nuestras ilusiones, a dejar de soñar y convertirlo en realidad, pensar que solo tenemos una oportunidad de vivir y sería muy aburrido que siempre nos pasaran las mismas cosas, que nos relacionáramos siempre con las mismas personas o que siempre nos dedicáramos a hacer lo mismo…
No siempre que algo acaba significa que lo hemos perdido todo.
Terminar significa volver a empezar.